jueves, 24 de enero de 2013

La farmacia española y su distribución. Historia de un despropósito.

A petición de algunos de mis followers de Twitter, voy a escribir hoy sobre la distribución mayorista de medicamentos en España. ¿Qué tiene que ver esto con la Ley de Servicios Profesionales, la eliminación de la reserva de propiedad o la libre apertura de oficinas de farmacia, se preguntarán ustedes? Pues tiene mucho que ver, como a continuación van a comprobar. Les animo a que dediquen diez minutos a leer el post, y luego me cuenten si les ha parecido pertinente la exposición.

Esta historia empieza a principios del siglo pasado. Al industrializarse los procesos de fabricación del medicamento, los boticarios se agrupan en sociedades – muchas, aunque no todas, cooperativas de servicios – para enfrentarse al poder de negociación de los drogueros (el equivalente arcaico de los actuales laboratorios). En aquellos tiempos se libró una dura batalla por el monopolio de dispensación, que finalmente ganaron los farmacéuticos, pero los drogueros seguían teniendo el producto y abusaban de su relativa posición de poder frente al boticario aislado. Racionaban el suministro de medicamentos a su gusto, manipulando la oferta según sus intereses e imponiendo unas condiciones onerosas a los boticarios más débiles.

La cosa funcionó durante décadas, con sus más y sus menos, y se fue creando un tejido de cooperativas (me permito simplificar, ya que ésta es la forma societaria más generalizada en el sector), cada vez más asentado.

Hasta aquí, todo bien. De hecho, recomendaría a muchos de los actuales boticarios, en especial a los de más reciente implantación, que pregunten a sus mayores, que revisen la historia, para qué se crearon las distribuidoras de capital farmacéutico y porqué es importante para ellos mantenerlas sanas y fuertes.

Las inevitables consecuencias de la libre competencia

Con el paso de los años, esta cohesión primigenia en torno a las cooperativas se va degradando poco a poco por diferentes motivos. El principal es consecuencia directa de una realidad: El mercado de distribución mayorista de medicamentos es un mercado abierto a la libre competencia. Cualquiera de ustedes, sea o no farmacéutico, puede abrir un almacén mayorista de medicamentos. Para ello, necesitará como es obvio la pertinente autorización sanitaria, cumplir unos requisitos mínimos de control y poner al frente de la dirección técnica a un licenciado en farmacia.

Claro que, en los inicios, competir en el mercado mayorista era muy difícil para aquellos que no eran farmacéuticos. Los boticarios de antaño cerraban filas en torno a su cooperativa y no compraban a nadie más, un comportamiento lógico y lícito. Esta situación, producto directo de la reserva de propiedad de la oficina de farmacia, planteaba a otros posibles competidores unas barreras de entrada prácticamente infranqueables.

Pero las cooperativas fueron creciendo, cada vez tenían más socios y en un colectivo cada vez mayor y más disperso la cohesión interna se fue debilitando. Por otro lado, al alcanzar cierto tamaño, se hizo necesario profesionalizar la gestión y empezar a funcionar con parámetros cada vez menos farmacéuticos y más económicos. Ahí empezaron los problemas. De pronto, en una misma provincia o zona geográfica, donde antes había una sola cooperativa, surgía un grupo disidente, por motivos económicos, políticos y en ocasiones personales, y creaba una segunda distribuidora. La competencia empezaba a brotar, generando bandos y guerras intestinas, algunas de las cuales han durado hasta nuestros días.

Al mismo tiempo, los gestores de algunas cooperativas empezaron a tomar decisiones naturales desde el punto de vista de gestión. Ya que tenían una inversión hecha para abastecer su mercado – un inmueble, una plantilla con sus gastos de personal - ¿porqué no rentabilizar esa estructura ampliando su mercado? Y así empezó la expansión geográfica, desde las provincias más potentes hacia aquellas con menos farmacias y menos poder económico: Madrid, Sevilla, Barcelona, Vizcaya, Murcia (a alguno le extrañará que incluya Murcia en la lista, pero es que allí es donde nace Hefame, tercero en el ranking actual de mayoristas, al que no puedo hacer de menos).

De pronto, el orden establecido había cambiado. Un boticario, al abrir su farmacia, ya no tenía una sola opción – la cooperativa de su provincia, la de toda la vida – sino varias entre las que elegir. Añadamos otro matiz importante, que el margen de distribución sólo estaba regulado en topes máximos (hoy el 7,6%, antaño bastante más), pero existía y existe la posibilidad de realizar descuentos a las farmacias. Proliferación de competidores, en un mercado de precio libre y además de difícil diferenciación (el servicio logístico es fácilmente copiable). Resultado, una bomba desde el punto de vista de competencia (pregúntenle sino a mi querido colega, el profesor Porter).

Algunos boticarios resistieron a la tentación, y hoy en día aún subsisten, fieles a la cooperativa de toda la vida, haciendo oídos sordos a los cantos de sirena de otros distribuidores. Pero la mayoría abrió sus puertas a la competencia, escogiendo en cada momento al distribuidor con mejor servicio y mejor precio, sin tener en cuenta otros aspectos. Esta nueva estirpe de boticario, mayoritaria hoy en día en nuestro país, había perdido casi por completo la identificación con su distribuidor y a cambio, disfrutaba ahora los beneficios de la competencia. Porque lo que es indudable es que esta competencia ha tenido importantísimos beneficios para la botica. Los márgenes reales (no confundir con los topes legales) de la distribución bajaron en picado, en beneficio del boticario, y el servicio logístico se fue ampliando, cada vez con más surtido, acortando plazos de entrega, multiplicando la frecuencia de pedidos hasta llegar a 5 ó 6 al día (del mismo almacén) en algunas zonas.

Al perderse esta cohesión entre boticario y distribución, la industria farmacéutica – los fabricantes, para entendernos – aprovechó su oportunidad. En aquel momento, no existía la penetración del genérico que hoy tenemos en España, y los dueños de las patentes de los medicamentos de prescripción eran amos y señores del suministro. Una vez investigado y patentado el medicamento, solo ellos podían vender el producto siempre que respetaran el principio de tener abastecida a la población. Apoyándose en esta nueva situación de competencia, con los boticarios dispersos y comprando a distintos distribuidores, empezaron a jugar con la oferta, suministrando selectivamente – con una intensidad suficientemente baja como para que nadie pudiera sancionarles por ello, claro está – a los mayoristas. Esta estrategia, la de regular la oferta para apalancar su poder de negociación, es muy lógica por parte de la industria, aunque las autoridades sanitarias deberían vigilar más y establecer unos límites. En todo caso, al regular el suministro a mayoristas, de pronto el boticario se encontraba con que su mayorista de toda la vida no tenía producto (las famosas y temidas “faltas”). Después de quejarse durante un tiempo, al final hasta los más afines a su cooperativa se veían obligados a ponerle los cuernos con otro distribuidor, para cubrirse las espaldas y no quedarse sin producto.

Y atentos porque aquí viene la siguiente derivada. Las grandes multinacionales del sector, ante la creciente complejidad del asunto, decidieron establecer unos sistemas de cálculo de las cantidades máximas a suministrar a cada mayorista. Esta especie de cartillas de racionamiento se denominan “cupos” en el sector y para calcularlos se tiene en cuenta la cuota de mercado de cada mayorista. Por supuesto, cualquier representante de la industria le negará la existencia de los mismos, pero yo les aseguro que existen. Pero, ¿realmente existía o existe una escasez de medicamentos que justifique este racionamiento? En algunos casos aislados, sí, por motivos productivos o de materias primas. Pero en la mayoría de los casos la única justificación es que mantener una oferta artificialmente baja y racionada aumenta mucho el poder de negociación de los fabricantes. Más adelante, les cuento lo de la exportación y como, entonces sí, los fabricantes encontraron una justificación más sólida para los cupos.

De momento quedémonos con el detalle: Los cupos se calculan en función de la cuota de mercado. Como consecuencia de esto, la expansión geográfica de las cooperativas ya no solo era una cuestión de rentabilizar sus estructuras, sino de ampliar su mercado para tener más disponibilidad de producto, para a su vez vender más que sus competidores y así en una lucha continua por el mercado y por el cupo.

Ya solo falta un protagonista para poder sacar la foto actual de la distribución española. En 1998, la Sociedad Anónima Farmacéutica Aragonesa (la Safa como todavía la llaman algunos) se vende a la multinacional Alliance-Unichem, hoy en día Alliance Healthcare, controlada a su vez por el gigante americano Walgreens. De pronto, aparece un cuerpo extraño en el sector, un distribuidor que no es de capital farmacéutico, sino que pertenece a un inversor extranjero con intereses en el tramo minorista de la distribución. Sin embargo, ese distribuidor ofrece un buen servicio logístico, un buen precio, y está gestionado por buenos profesionales que saben mantener una apariencia inofensiva, de forma que muchos boticarios siguen comprando a pesar del cambio de propiedad. La costumbre del boticario de hacer competir a sus propios distribuidores le lleva hasta el extremo de aceptar y mantener un competidor de capital no farmacéutico, en detrimento de sus intereses a largo plazo.

La exportación de medicamentos de marca por parte de la distribución

La competencia es muy buena – mejora el servicio, promueve la innovación tecnológica en el sector y reduce los precios – pero también es muy dura. Empeñadas en coger cuota de mercado, las cooperativas se enzarzan en una guerra durísima de precios y servicios, que acaba reflejándose en sus cuentas de resultados. Cabe mencionar como apunte al margen que esta guerra de precios supone un incumplimiento claro de sus normas de comportamiento interno, ya que muchas veces se ofrecen mejores condiciones a los socios de la cooperativa en las zonas donde ésta se está expandiendo que en aquellas donde nació. Pero ese es un asunto que los propios socios deberían resolver, si pueden.

Entonces, agobiados por la necesidad de seguir creciendo y metidos en esa lucha sin cuartel que les impedía racionalizar su política de precios o su estructura de gastos (al querer mantener una altísima, para mi excesiva, frecuencia de pedidos), los gestores de las cooperativas deciden meterse en el mundo de la exportación. El caldo primordial existía desde hace años: Un Mercado Común Europeo, con libre circulación de mercancías, combinado con un sistema de precios regulados del medicamento diferente para cada país de la Unión. Solo faltaba la chispa, que era la cada vez más delicada situación de las cooperativas, generada como consecuencia de la competencia. Sobre este asunto de la situación económica no diré nombres para evitar una inoportuna demanda judicial, sólo les animo a que pidan y analicen los balances y cuentas de resultados de las cooperativas.

La situación era esta. El mayorista compra al fabricante a un precio regulado que marca el Ministerio de Sanidad. Su primera opción, la natural, es venderlo a un boticario en España con un margen máximo de 7,6%, que en realidad es mucho menor por los efectos ya comentados. De pronto, se le ocurre una segunda opción, venderlo en un país de la UE, pongamos Alemania o el Reino Unido, donde el margen que puede obtener es de un 50%, ya que el precio regulado del medicamento es muy superior por esos lares.

La tentación era demasiado grande y empezaron a proliferar las operaciones de exportación, la mayor parte de las veces intermediadas por un mayorista interpuesto y ubicado en territorio español, de modo que las cooperativas no quedaran en evidencia. A finales de los años noventa el volumen de exportación fue creciendo hasta alcanzar su cenit en torno al año 2007. El asunto se había desmadrado, en parte por la ambición de los gestores de las cooperativas, en parte por la colaboración interesada de algunos directivos de los propios laboratorios, que facilitaban producto para exportar.

Esta situación reventó por dos cuestiones. La primera, que a las cooperativas a veces se les iba la mano y exportaban tanto que dejaban a sus propios boticarios con un suministro insuficiente, creando un problema sanitario. Era mucho más rentable sacar el 50% de margen y arriesgarse a tener, de vez en cuando una bronca con un boticario o un apercibimiento de la consejería de sanidad.

La segunda, que de pronto en los headquarters de las multinacionales farmacéuticas alguien empezó a hacer números. Algo extraño estaba pasando porque las ventas en el mercado español subían a unos ritmos tremendos y sin embargo las de Alemania, Reino Unido y otros países no paraban de bajar. O la política sanitaria española era muy mala y cada vez había más enfermos, o allí pasaba algo raro. Y se descubrió el pastel, en el que como digo estaban implicados además de los gestores de las cooperativas, unos pocos directivos de las propias multinacionales, cuyos bonus estaban referenciados a las ventas en España, que lógicamente iban como un tiro.

La reacción de los grandes laboratorios no se hizo esperar. Estos establecieron un sistema disuasorio denominado “de precio libre”, muy cuestionado y pendiente hoy en día de ser juzgado por los tribunales de la competencia, pero que sigue en vigor. El sistema consiste en facturar a los mayoristas españoles no al precio legal del Ministerio, sino a un precio “Europeo” muy superior. La diferencia entre ambos precios solo se le abona al mayorista cuando demuestre que ha vendido esos medicamentos a una farmacia domiciliada en España. Si no lo demuestra, no se le abona la diferencia y eso hace que no le compense exportar.

Al mismo tiempo que se pusieron en marcha estos nuevos contratos, los fabricantes dieron un par de vueltas de tuerca al sistema de cupos, limitando aun más la oferta y tratando de ajustarla a la demanda real de los pacientes en España, para evitar que sobrara producto para exportación. La regulación de la oferta, que tanto les beneficia, había encontrado la justificación perfecta.

La exportación a través de farmacias

Esta situación de cierto control de las exportaciones duró aproximadamente tres años, el tiempo necesario para que la fecunda imaginación de algunos gestores y boticarios diera lugar a un nuevo ardid. El ADN de nuestros antepasados fenicios ha perdurado en muchos de nuestros conciudadanos, eso es innegable.

De pronto, a alguien se le ocurrió la siguiente idea: Si los mayoristas están controlados y solo pueden vender a farmacias en España, ¿por qué no exportamos a través de esas farmacias, que no están controladas por el laboratorio? El sistema es fácil de explicar. El laboratorio vende al mayorista (y le controla), el mayorista vende a la farmacia, la farmacia se lo vende a otro mayorista diferente y éste último lo exporta.

La principal diferencia entre este sistema y el que utilizaban los mayoristas es esta: Mientras que los mayoristas no incumplieron ninguna ley al exportar, las farmacias tienen terminantemente prohibido por ley la venta de medicamentos a nadie que no sea un paciente. Y no hablo solo de medicamentos con receta, la prohibición es para todos los medicamentos. Para que luego no me discutan las leyes, voy a copiarles lo que dice la Ley 29/2006 (norma suprema del medicamento y la farmacia), calificando en su artículo 101 como infracción muy grave la siguiente:

Realizar, por parte de una oficina de farmacia, actividades de distribución de medicamentos a oficinas de farmacia, almacenes mayoristas, o bien envíos de medicamentos fuera del territorio nacional”.

La incidencia de estas exportaciones no es ni mucho menos tan generalizada como lo fue en la distribución. La mayoría de los boticarios no han caído en esta tentación, aunque a muchos se lo han ofrecido (los almacenes piratas dedicados a la compra de medicamentos a farmacias tienen sus propias redes comerciales y hasta circula por la red un manual para que los boticarios aprendan a enmascarar estas operaciones), pero los pocos que sí han decidido mancharse las manos han exportado lo suficiente como para que la industria multinacional vuelva a poner el punto de mira en España. Como reacción a este fenómeno, ahora exigen a los mayoristas que les den explicaciones cada vez que una farmacia pide una cantidad un poco anómala o sospechosa de algún medicamento. Aún así, es posible engañar a estos sistemas de control pidiendo cantidades pequeñas y salteadas de diferentes productos, y la exportación se sigue produciendo.

Prueba de ello es el caso Dorribo, que tanta repercusión tuvo en los medios por la presunta implicación del entonces Ministro de Fomento. La opinión pública se centró entonces en los detalles escabrosos de gasolineras, sobres y en el morbo por la supuesta participación del Sr. Blanco en el asunto. Pero no se habló mucho de la red de farmacias que tenía montada el Sr. Dorribo, información que aparecía en el sumario, a través de las cuales exportaba como si no hubiera un mañana.

Sobre la participación, tácita o explícita, de algunas cooperativas en estas redes de exportación, no hay más que rumores, por lo que no me atrevo a asegurar que existe. Pero dados los antecedentes, el asunto me genera ciertas sospechas.

Este problema está todavía pendiente de solucionar. La industria multinacional no ha encontrado la manera de ponerle coto, la inspección de sanidad de las Comunidades Autónomas no da abasto y el endurecimiento de las sanciones no ha amedrentado lo suficiente a estos boticarios desalmados, que con su comportamiento hacen un daño tremendo a la reputación del colectivo. Como digo, quizás no sean muchos, pero las cantidades de medicamentos que se siguen exportando, son importantes.

El mercado paralelo

En este sector es bien conocida la existencia de un mercado paralelo al tradicional esquema fabricante-cooperativa-farmacia. Hay una parte de ese mercado a la que no se le puede reprochar nada desde el punto de vista legal. Me refiero a todo el mundo de la parafarmacia. Me hace mucha gracia como se enfurecen algunos boticarios cuando ven en la balda del supermercado o la perfumería de turno un producto de una marca que, teóricamente, el laboratorios les ha vendido como exclusiva de farmacia. Algunos se quejan amargamente al representante del laboratorio, amenazando y ejecutando boicots, como si las multinacionales que están detrás de la fabricación y comercialización de estos productos les importara un comino el enfado de un pequeño farmacéutico español.

Ese producto, en ocasiones, ha llegado allí directamente del fabricante, al que por estrategia comercial le ha interesado comercializar su producto simultáneamente a través del canal Gran Consumo y del farmacéutico. Lo cierto es que esto no es habitual, porque el posicionamiento del producto se suele ajustar mejor a uno u otro canal. Por eso, en muchas ocasiones, el producto no ha llegado al supermercado a través del fabricante sino del mercado paralelo.

El mercado paralelo lo operan mayoristas (normalmente no farmacéuticos) que se abastecen de las propias farmacias y luego lo revenden a perfumerías y supermercados. Las farmacias, en el caso de los productos de parafarmacia, tienen libertad para vender a mayoristas (si bien pierden la condición de minorista, a efectos fiscales) y como los laboratorios les sirven en grandes cantidades y con importantes descuentos, el producto que les sobra lo venden en el mercado paralelo, con un margen menor que el que obtendrían vendiendo al paciente, pero que complementa muy bien su cuenta de resultados. Insisto, mientras se trate de parafarmacia no hay nada ilegal en ello. Otra cosa es que moleste a los fabricantes, que no pueden evitar que su producto aparezca en otros canales, o a los compañeros boticarios que tienen una perfumería enfrente de su farmacia.

Hasta aquí todo muy bien. Sin embargo, ese mercado paralelo ofrece también la posibilidad de comprar medicamentos. En este caso, los clientes solo pueden ser las cooperativas (los mayoristas en general) o las propias farmacias, puesto que los medicamentos solo se venden en el canal farmacia. El esquema se reproduce, sobre todo en los medicamentos genéricos, de la siguiente manera: Como ustedes recordarán, en mi primer post contaba que, pese a la prohibición expresa de hacer descuentos, los fabricantes de genéricos compiten entre sí en una guerra sin cuartel por el mercado, y compiten precisamente farmacia a farmacia. El boticario compra los genéricos con unos descuentos del 30%, 40%, 50%. Parte de esos genéricos los vende a sus pacientes y lo que le sobra se lo vende a un almacén del mercado paralelo. Es el mismo esquema que con la exportación, y de la misma manera es constitutivo de infracción muy grave. El almacén paralelo (llamémosle pirata o fenicio) a su vez le ofrece estos genéricos a una cooperativa, que los compra y los revende a las farmacias.

¿Porqué la cooperativa estaría interesada en comprar a estos piratas y no directamente al fabricante, se preguntarán? Muy sencillo, los fabricantes de genéricos venden a las cooperativas con descuentos muy pequeños, como mucho el 6%, mientras que los piratas se los ofrecen con descuentos del 20%. ¿Porqué a las cooperativas no les dan tanto descuento como a las farmacias? Porqué la cooperativa no tiene el poder de dispensación, ni de elegir qué marca se le da al paciente, y el farmacéutico sí.

El perjuicio aquí se le produce al fabricante de genéricos, que empieza a notar que vende más en farmacia (con descuentos del 50%) y menos en las cooperativas (con descuentos del 6%), lo que es mal negocio. Sin embargo, todavía no se ha encontrado el sistema para controlar que los propios comerciales del laboratorio de genéricos frenen sus ansias de vender y vigilen que las farmacias no compren más de lo que necesitan y lo vendan en el mercado paralelo.

¿Qué les parece? ¿Verdad que somos un poco fenicios? Todo este mercadeo, todo este arbitraje, estaría muy bien y hasta sería sano para equilibrar el sistema y evitar desmadres de precios, si no fuera porque estamos hablando de medicamentos y de conductas contrarias a la legislación sanitaria.

Una vez más, la venta de genéricos en el mercado paralelo por parte de las farmacias no es una actividad que afecte a muchos boticarios, pero esos pocos mueven cantidades exorbitantes de producto. Y en este caso, la implicación directa de algunas cooperativas, promoviendo estos almacenes paralelos con sus compras, es evidente y me atrevo a decir que generalizada.

La distribución y la botica ante el escenario de la liberalización

En contra de la opinión de un prestigioso gabinete de compraventa de farmacias, yo no creo que a ninguna cooperativa farmacéutica, ni siquiera a las más grandes, les vaya a beneficiar la liberalización. Más bien creo que será su tumba, y les explico por qué.

La pérdida de identificación de la farmacia con su cooperativa es un hecho y lamentablemente, en un momento de pánico como éste va a ser muy difícil que se recupere y más bien tenderá a agudizarse, al buscar cada boticario soluciones a su problema particular, aunque sea en detrimento de sus compañeros. Algunos ya están pendientes del teléfono para ver si son capaces de vender su farmacia a alguna multinacional antes de que el modelo se venga abajo y ésta no valga ni un céntimo.

La historia del cooperativismo ha demostrado que el progreso, el crecimiento de las cooperativas y su expansión geográfica han terminado convirtiendo a estas empresas en negocios difícilmente diferenciables de cualquier empresa privada o multinacional. Únicamente unos pocos miembros de los Consejos Rectores de las cooperativas se aferran al concepto de unidad y cohesión entre boticarios, y muchos de ellos de una manera cínica que busca solo el lucimiento personal y aparecer en la foto con el consejero o ministro de turno.

Las cuentas de resultados de las cooperativas, en lugar de enderezarse racionalizando recursos, repartos y descuentos, se trampearon con dudosas operaciones inmobiliarias, se parchearon con márgenes atípicos de exportaciones y se encuentran, a día de hoy, en una situación insostenible que dará lugar, en el peor momento, a una reestructuración de todo el sector que acabará con la desaparición de muchas de ellas. Algunos movimientos por el norte de España pueden dar pistas de por dónde van a ir los tiros.

Si esta reestructuración coincide en el tiempo con la apertura de la propiedad a capital no farmacéutico, comenzará el Apocalipsis del cooperativismo. Las nuevas farmacias de titularidad privada tenderán a agruparse en integraciones verticales con su propio mayorista, quitando cuota de mercado a las cooperativas. Éstas, con una sobredotación bestial de infraestructura productiva y de costes, y unos balances de capitalización media muy débil, irán cayendo una a una.

Hay un rumor muy extendido en el sector sobre la supuesta venta, siempre inminente (pero lo lleva siendo tantos años que uno ya no sabe cuándo ocurrirá), de una de las grandes cooperativas a una multinacional alemana de distribución farmacéutica. Eso no va a ser tan fácil, puesto que esa venta tendrían que aprobarla los propios socios de la cooperativa. Si esa gran asamblea se produce y los boticarios dueños de la cooperativa capitulan en masa entregando el último bastión de la farmacia española al enemigo, será digno de ver. Lástima que no viva Velázquez para pintar un cuadro.

Y si las farmacias pierden la propiedad de su distribución, entonces volveremos a principios del siglo XX, con todas sus consecuencias. Amigos boticarios, reflexionen, hablen con sus mayores y empiecen a actuar ahora, antes de que sea tarde.

20 comentarios:

  1. Tiene razón el gabinete. Disculpa pero tu te equivocas.Llevo 16 años trabajando una Cooperativa de las grandes. Las Cooperativas queremos que se liberalice la propiedad para quedarnos las farmacias que no pagan. tenemos una morosidad del 11,5%, las farmacias que no nos pagan van a concurso de acreedores y el administrador concursal, que no entiende el negocio, destroza y malvende las farmacias quebradas. en la última farmacia en concurso no nos dejaron ni sacar el género, se han caducado los 40.000 euros del stock. Escribes bien pero no me parece que sea correcto que te escondas bajo un seudónimo.

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  2. A ti te funden con estos comentarios... Y tampoco te identificas... Ahora empezamos a pensar q el enemigo está dentro... 11,5% de Morosos... Será desde q no paga la administración... Ya veo el Titular: " la Coopertiva XXXXXX se queda la farmacia del cooperativista Xxxxx" .Por Dios... Tu gerente te despide si te identificas...

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  3. Estimado comentarista, en este blog casi nadie -usted tampoco - se identifica ni yo se lo pido. Es la manera de mantener un debate libre e independiente de presiones externas.

    Con respecto a su pretensión de que se liberalice la propiedad para quedarse con farmacias quebradas, me permito advertirle de que esa es una estrategia muy arriesgada. Usted solo está viendo la consecuencia inmediata que es salvar su cuenta de resultados al evitar dotar unas provisiones millonarias por créditos incobrables. Lo que no analiza son los siguientes pasos: ¿Una cooperativa propiedad de boticarios que es propietaria de sus propias farmacias? ¿Les haría la competencia a sus propios dueños? Parece difícil de compatibilizar.

    ¿Y las deudas de esa botica en concurso? Son ustedes los únicos deudores o acaso no hay en la mayoría de los casos entidades financieras a las que se les debe dinero. Si se abre la propiedad, puesto que en muchos casos el fondo de comercio garantiza los préstamos que se pidieron para comprar la farmacia, ¿los bancos no tendrían el mismo derecho que ustedes a quedarse y a explotar la botica con una sociedad propia?

    Por otro lado, obvia usted mis comentarios acerca de competidores de capital no farmacéutico. ¿Cambiarían ustedes el poder quedarse con unas cuantas farmacias morosas por abrir la competencia al capital no farmacéutico? ¿O acaso están pensando que el regulador va a legislar a la carta para que ustedes puedan quedarse con esas boticas, manteniendo la ordenación para que no les entren luego competidores nuevos?

    Y por último, lo más importante. ¿Cuando dice que "las cooperativas queremos", a quién se refiere? ¿Quién acepta esas decisiones, los directivos, el consejo rector o los dueños de la cooperativa? ¿Me quiere usted convencer de que los dueños de una cooperativa "de las grandes" aceptarían en asamblea general votar a favor de la liberalización?

    Por favor, dígame que su comentario es una opinión personal y que esa no es la verdadera estrategia de su cooperativa. Si no, están ustedes perdidos.

    Con todo el respeto,

    Milton

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  4. Yo estoy identificada en todos los foros que son serios. Preséntate como hacer las personas educadas. Pero no me voy a presentar yo si tu no te identificas, te presentas, conocemos tus objetivos, tu formación y a quien representas. Y con mucho gusto participare en tu blog, porque tus opiniones son interesantes. Pero prefiero participar en otro foro donde sé con quién estoy hablando. En un tema tan serio, en que muchas familias se juegan su futuro, la verdad, no veo correcto por tu parte jugar al escondite. CORTO Y CIERRO.

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  5. Me temo que no es usted la primera que planta un "corto y cierro" o un "hasta siempre" en este blog. Otros antes que usted lo hicieron y al final, volvieron a comentar. Es un blog poco serio, pero lo cierto es que engancha. Será usted siempre bienvenida, y si prefiere otros blogs, lo entenderé perfectamente.

    Este blog y el personaje de Milton nacieron hace diez días. Desde entonces he recibido todo tipo de presiones para que me identifique, incluso quien insinúa que debería cerrar el blog por no se qué motivos legales. Mucha gente que cree conocerme y otros que dan por hecho quien soy, unos cuantos que me alistan en las filas de FAES, de ANGED, de Boots...

    ¿Qué más le da quién soy? ¿Por qué no pueden aceptar que no represento a nadie, que soy solo un ciudadano con ideas propias que expresa libremente sus opiniones? No formo parte de ninguna conspiración, mi economía no depende de si el modelo se define en un sentido o en otro, no trabajo para ningún partido político, lobby o corporación multinacional. En resumen, no soy nadie.

    Mejor dicho, soy Milton.

    Precisamente, porque muchas familias se juegan su futuro, he insistido desde mi primer post en que el modelo no se puede cambiar a las bravas. Lo que tampoco se puede hacer es agarrarse al modelo actual pensando que éste va a permanecer cuando hay un Anteproyecto de Ley encima de la mesa, de aplicación inminente. Es necesario afrontar el asunto, y yo propongo soluciones a medio plazo, graduales y equilibradas. Insisto en que si lee usted mi primer post verá que menciono la ruina de los actuales boticarios como un mal innecesario y evitable. Tengo unos cuantos amigos boticarios a los que aprecio y veo que a este paso, con el inmovilismo que reina en el colectivo, les pillará el tren. Yo a diferencia de otros, solo trato de evitar ese escenario catastrófico.

    Con respeto,

    Milton

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  6. Estimado Sr Milton, tiene a l@s farmacéutic@s de este país enganchad@s.
    Es un placer leer su escrito. No sé quien es Vd, ni me importa lo más mínimo. Sólo le pido que siga usted escribiendo y abriendo los ojos a miles de personas que no saben del "tinglado tan trístemente español" que tienen montado.
    Yo tampoco me alegro del mal ajeno, pero hay que terminar de algún modo con este modelo discriminatorio y obsoleto que pretenden perpetuar, cuando no es más que una verguenza e infamia momificada e insostenible.
    Saludos y ya espero impaciente su próximo escrito
    PD: ME CONSTA DE BUENA TINTA QUE HAY MUCHOS POLÍTICOS QUE LE ESTÁN LEYENDO.

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  7. Gracias, querido lector. Ya ve usted que no doy abasto con mis detractores, que defienden sus tesis con ardor. Se agradece de vez en cuando oir un halago como el suyo. Ojalá sea cierto lo que usted dice y los políticos lean este blog y las enriquecedoras aportaciones de algunos comentaristas. Quizás capten la idea de que el modelo ni se puede dejar como está ni se puede reformar a lo bestia y sin analizar cuidadosamente las consecuencias.

    Con cariño,

    Milton

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  8. vaya debate... por si te interesa: www.facebook.com/photo.php?fbid=504048526292869&set=a.272645792766478.74020.111476728883386&type=1&theater

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  9. De sus palabras sobre "La alternativa al modelo de libre propiedad" que trascribo..."Fíjense, a pesar de ser de la Escuela de Chicago, la única alternativa a la liberalización de la oficina de farmacia que se me ocurre es su integración como parte del Sistema Nacional de Salud. Para que ustedes me entiendan, convertir a los farmacéuticos en funcionarios del sistema sanitario y a las farmacias en centros de salud y dispensación de medicamentos. Decir esto en un país donde todo lo público acaba, de una manera u otra, convertido en un sobre de color manila, puede parecer un delirio. Pero si queremos buscar una alternativa al libre mercado, para asegurar un criterio estrictamente sanitario, no sería descabellado pensar en un modelo donde el farmacéutico no tiene ningún interés económico en la dispensación. Los ahorros potenciales, si fuéramos capaces de visualizar un sistema público bien gestionado (lo cual me resulta complicado, si he de ser sincero, y más en este país), son enormes."... me viene al pensamiento la alternativa que fracasó y que no fue otra que la reforma del modelo, "light" en comparación con la que propone el APL de servicios profesionales, que fue promulgada por los señores Bono e Ibarra en CLM y Extremadura.

    El Gobierno de turno actuó con avidez publicando la ley 16/1997, ratificada por los posteriores, y el TC la "tumbó".

    Hasta ahora el poder de la profesión ha sido omnipresente y dudo que no lo siga siendo.

    Saludos.


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  10. Estimado Sr. Milton, yo soy un farmacéutico sin farmacia (en que estaría pensando cuando empecé mis estudios - esto a posteriori, claro-), sin padrinos, sin dinero para jugar en la burbuja ....., ahora pasados unos años, dedicándome a otra cosa ni remotamente vinculada a la farmacia, sería de gran ayuda que se liberalice el sector, sí, intentar pelear al menos en algo, y sí, probablemente muchas cierren y muchas abran, pero como todo negocio. Se les ve el plumero desde que se lo pusieron, son negocios aunque quieran vendernos todo lo contrario, su gran preocupación y caridad por llegar a todos los ciudadanos.
    Quiero agradecerle sus exposiciones y comentarios, sinceramente, es lo mejor que he podido leer durante años, siga con esta luz clara y brillante,cegadora solo para ciertos espectros de la noche.
    Sí le conozco, Sr. Milton, lo justo para saber que no necesita de mí más que le comente mi felicidad y que no dejará de hablar

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    1. Estimado/a anónimo, lo que a mí y a la gran mayoría de farmaceuticos nos preocupa, no es que venga alguien y me abra una farmacia o varias en frente, puesto, que digo yo que alguien con cabeza buscaría montar un negocio en un sitio rentable, donde no haya otra competencia, es de lógica!! además, es que montar una farmacia, aunque no la compres, necesita de una inversión (stock, local, mobiliario) que ya de por sí es una pasta,así como ganarse a una clientela etc... por tanto digo yo, que la persona querrá rentabilizar al máximo su inversión y la pondrá en un sitio donde no haya muchas farmacias o zona que requiera alguna más, por tanto no sería tanto el problema, cada uno a cuidar el suyo, como en cualquier otro negocio. El problema es que como el negocio del medicamento es tan goloso y hay mucho GLOTÓN por ahí, tanto usted como yo ibamos a tener que competir con las grandes cadenas, y ahí si que nos vamos a pique, usted y yo y casi todos, desgraciadamente. Y es así, se mire por donde se mire...Por mucho que nos intenten hacer pensar lo contrario.

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  11. Estimado comentarista anónimo, me alegro de que mis opiniones le resulten interesantes. Sin duda, son ustedes los farmacéuticos no-titulares los grandes perjudicados de esta historia. Las excesivas restricciones a la apertura de nuevas farmacias, débilmente justificadas por motivos de capilaridad y sanitarios, han mantenido durante décadas un sistema injusto en favor de unos pocos de sus colegas. Ahora que por fin se habla de cambio, la solución del Gobierno empieza por eliminar la reserva de propiedad, sin haber empezado a hablar de ordenación, lo cual les sitúa a ustedes en un punto todavía peor.

    No le quepa duda que sus ánimos me motivan a seguir escribiendo.

    Con cariño,

    Milton

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  12. milton, que no te escribas post a ti mismo para animarte, que se nota mucho... diles a tus amiguitos de la FAES que, ya que van a hacer con nosotros lo que quieran, que encima no nos den el coñazo y nos nos comais el coco, vale?

    P.D: Para dar mas credibilidad, abrete unas cuentas en Blogger, te sugiero nombres que den mas realismo, lo de anonimo queda un poco feo... Cabreado sin farmacia, Farmaceutico sin papeles o Fuera monopolistas de la farmacia..: Hala ya tienes trabajo para entretenerte esta tarde. Ah, y cuando escribas como anonimo, no pongas los guiones en el medio que sólo los pones tu y se nota mucho.

    Y si quieres ser un lider de opinion con credibilidad, identificate y pon un telefono, una foto y no te escondas detras de la pantalla del ordenador, eso es de cobardicas. Yo no voy a contrastar mis ideas con una pared anonima.

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  13. Comentarios como éste último, de tanto valor añadido, son difíciles de contestar. Parece que cualquier opinión discrepante con la suya debe ser un espía de FAES, un autor que escribe bajo seudónimo escribiéndose a si mismo como anónimo, o cualquier otra especia a la que se pueda restar credibilidad. No se preocupe, no necesito comentarme a mi mismo. Hasta algunos medios digitales me están haciendo publicidad, al publicar réplicas más o menos certeras a las opiniones que expreso en este blog.

    Ya ve usted que no censuro ningún comentario, ni siquiera los que, como el suyo, no aportan nada constructivo al debate. Así que todo quedará aquí plasmado, para la posteridad.

    Con respeto,

    Milton

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  14. Sr Milton. Perdone pero no coincido con usted en que si entran las cadenas estaremos peor que ahora.
    No. No es cierto.
    Prefiero mil veces trabajar para una multinacional, donde sé que sólo soy un número vinculado a unos objetivos, que para un tipej@ medio analfabet@ que me mira por encima del hombro porque yo no tengo botica.
    Y sí, le puedo garantizar que habrá un antes y un después de la "primavera farmacéutica" que estamos viviendo. Parte de la cual se la debemos a usted y a su gentil aportación.
    En nombre de miles de parias sin botica, gracias

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  15. Quizás me he expresado mal. Pienso que no se puede afirmar con excesiva rotundidad que con la entrada de multinacionales vayamos (los ciudadanos, los pacientes, se entiende) a estar ni mejor ni peor que ahora. Eso dependerá de qué mecanismos de control sanitario se establezcan y de hasta qué punto se aprovecha el cambio de modelo para mejorar los aspectos asistenciales, el papel del farmacéutico y el control del medicamento.

    Lo mismo le ocurrirá a Usted, seguramente, en lo que se refiere a la calidad humana de sus jefes. Todos los ecosistemas tienen sus tipejos, más o menos analfabetos, y dentro de las multinacionales, créame, hay un porcentaje muy similar al que pueda haber en el colectivo de titulares.

    En todo caso, apuesto claramente por esa "primavera farmacéutica", por un cambio de modelo que supere las limitaciones del actual, muchas de las cuales se derivan directamente de la falta de competencia y de un excesivo proteccionismo por parte del Estado.

    Agradezco mucho sus halagos y seguiré tecleando en favor del cambio hacia un modelo más equilibrado.

    Atentamente,

    Milton

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  16. Buenos días Srs., me identifico como Salvador, soy el anónimo del 28 de enero 04:35, he estado tentado de identificarme pero ví que usted no lo hizo por lo que supuse que sería el Sr. Milton, y siendo los dos la misma persona ….. cielos no me encuentro muy bien!!!
    Bueno bromas aparte, me identifico por mi forma de pensar y esa no lleva nombre, hablo con libertad, normalmente escucho y hablo si me aporta alguna emoción la conversación, no necesito credenciales de mi interlocutor, no entiendo esa necesidad imperiosa de identificación, aunque me da mala espina lo que intuyo en su forma de pensar, ….. círculos cerrados, ….. élites “profesionales”, vamos, algún erudito conocido y afín?.
    A mi querido tocayo co-paria sin farmacia, por supuesto que la lucha será contra las multinacionales, en este aspecto y desde otro sector llevo más de cinco años en lucha contra una multinacional, el tribunal de la competencia se pronuncia pero no tiene peso jurídico, y estamos a la espera de litigio, con esto quiero decir que nuestro campo de batalla no debería ser si tenemos derecho o no a ejercer una profesión de forma libre (que no sólo es el kiosko de las chuches del barrio en el que la han convertido) , sino superar este muro, y asociarnos contra ellas, pero desde una posición de igualdad, de todas formas debe ser desde luego desde un gobierno responsable, que visto lo visto hasta hoy, señores abramos los ojos, quién creen ustedes que nos gobiernan y legislan? …. los políticos? ….. quienes los financian? ………… eyes wide shut!!!!
    Salvador, paria sin farmacia

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  17. Sr Milton,no desvele su identidad,por supuesto que no lo iba a hacer,mantenga la magia de sus artículos maravillosos.Comparto al 100% sus pensamientos,me gusta su lucidez y precisión.Pero no dejo de preguntarme,¿por qué ni hizo esto hace muchos años?

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  18. sr.Milton, no me puedo resistir a felicitarle por esta nueva leccion magistral de historia,como ciudadlibre que soy y como ciudadano sin ningun interes farmaceutico, y que solo soy simpatizante de PLAFARMA por coincidir con los motivos de pedir la igualdad entre todos y no tener que pagar un papelito carisimo para poderse subir al carro de la TITULARIDAD.

    he de decir que en el analisis que hace hay dos grandes coincidencias, la primera es en lo que usted llama ADN-fenicio, yo le llamo el GEN-FARMADELINCUENTE, la otra es en que que mas pronto que tarde el valor de todo tiende a cero, yo lo califico que el valor del papelito tiende a ZERO ZAPATERO. le invito a que se pase por alli en cuanto tenga tiempo, y me atrevo a recomendarle que se lea el tema abierto por mi titulado SUMA Y SIGUE, donde hago un resumen de los FARMADELITOS cometidos por el gremio, asi como con la aportacion de otros foreros, seria muy interesante poder contar con su colaboracion. gracias por su nueva leccion magistral.

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  19. Milton;muy interesantes y respetables las opiniones que suscitan tus escritos. Soy farmacéutico con ejercicio en Madrid y me alegra enormemente ,que aunque sea desde el anonimato,se pueda por fin escuchar la voz de todos los que tienen un determinado interés en hacerse oir dentro del complejo mundo de la farmacia.

    Creo que todos estos debates , mas pronto que tarde, deberían desencadenar un entorno mucho mas competitivo en el que poder realizarse empresarial y profesionalmente.

    Yo particularmente, no tengo miedo a los cambios e incluso, me atrevería a decir, que considero ya necesario un cambio en el famoso modelo, que favorezca el poder ofrecer desde la farmacia,mas servicio y profesionalidad, para lo que obviamente se necesitaría contar con mas medios materiales en cuanto a locales e instalaciones, lo que inevitablemente ,sólo podría conseguirse flexibilizando ratios de distancia y población que favorezca una verdadera redistribución de las farmacias que deseen invertir en ello- a la vez que permitiría la entrada de sangre nueva en el sector.

    La superficie media de las farmacias de Madrid, es insuficiente, y tercermundista para dar un buen servicio sanitario ,... parecen bazares o colmados abarrotados de productos ,donde no queda hueco alguno para el desarrollo de actividades sanitarias que como profesionales de la salud, podríamos desarrollar, sacando todo el jugo posible a la formación farmacéutica que ostentamos.

    EL MODELO actual, ESTA AGOTADO y mantenerlo vivo, aunque sea entubado contra viento y marea, sólo favorece a los propietarios de las grandes boticas, que son las únicas que pueden competir en precio y servicio ,en detrimento del resto de farmacias y del paciente en general.

    Se impone por tanto un cambio de timón ,y no tiene ya sentido mantener a capa y espada el actual exceso de regulación y unas restricciones innecesarias que sólo favorecen a unos pocos.


    Te reitero mi mas sincera enhorabuena ,por abrirnos esta ventana de opinión, y el mas sano de los deseos para que entre todos , se consigan introducir los cambios mas favorables para la sociedad en general, y para los licenciados en farmacia en particular.

    Un saludo , y sigue adelante,Milton

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